La criatura de apenas de dos años de vida oriunda de Sumatra, Indonesia, padece una fuerte adicción al tabaco, que lo lleva a fumar hasta 40 cigarrillos al día. A causa de esto sufre de graves problemas de salud, que le impiden jugar y desarrollar actividades físicas acorde a su edad, informaron sus padres.
Las autoridades locales habrían ofrecido apoyo terapéutico al niño fumador, pero sus familiares argumentaron que no han podido dominar al niño, y que este arma grandes berrinches cuando han intentado quitarle el cigarrillo.
La valoración que hacen sus padres sobre la adicción del pequeño muestra claros matices, ya que su madre Diana, de 26 años, se muestra compungida y admite que “si no le da los cigarrillos, el pequeño se enoja, grita y se golpea la cabeza contra las paredes”; mientras su padre, Mohammed dice que lo nota “muy saludable y que no ve cuál es el problema”.
En lo que si coinciden los dos, es en que el vicio del pequeño les genera grandes gastos y responsabilizan a la publicidad de la tabacaleras por la adicción de su hijo, pero nada dicen como el niño adquirió el hábito de fumar, y tampoco aclaran quién le proveyó del primer cigarrillo.
La Agencia Central de Estadísticas informó que un 25 por ciento de los niños indonesios de entre 3 y 15 años han probado el tabaco, de los cuales un 3,2 por ciento son fumadores activos.
Sin dudas este caso del niño fumador, resulta muy penoso y deja la sensación de que la realidad de la cuestión es que estos padres lo único que estarían buscando es un poco de publicidad, para luego demandar a las tabacaleras por una cifra millonaria, y arreglar luego por un buen puñado de dólares. Mientras tanto el pequeño seguirá intoxicándose y arruinando su salud, por culpa de unos padres imbéciles, desalmados y con excesivo afán de hacerse de dinero fácil de forma rápida, sin reparar en nada, incluso en la vida de su propio hijo.
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